Andamios
Se puso las gafas de sol y la gorra y salió del coche en doble fila. En la puerta del colegio esperaban un grupo de gente frente a la cancela. Desde la calle principal llegó un Audi negro que se detuvo detrás del suyo. Los primeros niños se dispersaron por el patio y tardaron en salir a la calle. Sabía que Berto saldría de los últimos y eso le tranquilizó. Al verlo, Berto saltó a sus brazos hasta sacarle la gorra. -Joder, papá, te has rapao… -Eso es lo que quería tu madre, ¿no? Salieron a la autopista de circunvalación. Desde el espejo retrovisor observó que el Audi encendía las luces. Luego miró a Berto que jugaba con la Tablet. - ¿Tienes hambre, friqui? Berto echó un vistazo a los márgenes de la vía y vio una enorme torre de ladrillos apilados. -Ya nadie me llama friqui, papá… Se fijó en una valla publicitaria con un viejo cartel desvencijado. -Vaya por Dios… Berto hurgó en su bolsillo derecho del pantalón y sacó un crucifijo. Lo colgó del espejo.