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Mostrando entradas de mayo, 2009

Patético apetito.

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En los últimos párrafos de su ensayo El alma del hombre bajo el socialismo Oscar Wilde considera la intensa simpatía que el ser humano ha sentido por el dolor ajeno y la dificultad de sentir tal afecto por la bonanza o el éxito del prójimo. Reflexiones esbozadas esquemáticamente, pero atinadas. La cultura, ciertamente, está poblada de hondas reflexiones y apreciaciones acerca del dolor y la adversidad del destino del hombre, pero pocas son las ocasiones en las que la alegría, el entusiasmo y la plena esperanza protagonizan el desarrollo de una obra si no es por efecto de una desgracia anterior que asigne al dichoso el papel de redentor final o como moralidad conformista de toda una apreciación del mundo que anula todo juicio crítico y perspicaz. Es decir, o se ha tomado como deus ex machina o como premisa y prejuicio. Poco menos que lo mismo ha sucedido con el tratamiento del mal en el mundo, que ha sido expuesto en el Arte como deducción de actos de la experiencia o como vía de cono

La posibilidad de una isla.

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Al leer y releer novelas de la postguerra española o juicios críticos acerca de ellas, especialmente los publicados en los sórdidos años 40 o cuyo tema abarca loa primeros años del franquismo, uno, casi setenta años después, no se siente sino ajeno a todo ello, a pesar de ser y definirse como obras de un entorno cultural no tan lejano al de nuestro tiempo. La denuncia íntima y la simpatía con las situaciones y los personajes descritos en ellas no pueden surgir sin el distanciamiento que todos sentimos con el dolor y la humillación de los olvidados de nuestro mundo actual que la televisión y otros medios nos muestra a diario para nuestra propia labor de concienciación. Sentimos su congoja, su total desolación y anulación como personas en tanto seres humanos, pero no penetramos tan hondamente ni somos tan perspicaces a la hora de imaginar y sentir igualmente su concreta y única circunstancia. Si a ello añadimos que la posibilidad de una simpatía sincera hacia la circunstancia íntima en f

En el Museu Picasso.

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Siempre resulta atractivo darse una vuelta por el Museu Picasso y contemplar su colección permanente, que cubre todas las primeras etapas de la obra del artista, es decir, sus épocas azul y rosa, además de cuadros dispersos de diferentes épocas, una rica muestra de sus cerámicas, litografías, obras ocasionales, etc. Me sorprende en primer lugar un escueto y desnudo dibujo de un rácimo de uva desgranado por una parte, y rebosante de los granos de uva diminutos, graciosos, dibujado el grupo de un solo trazo de lápiz, por el otro. Hermosos también los retratos primeros de Picasso en La Coruña. El de su madre es cautivador, de una serena expresión meditabunda, sin tristeza ni gravedad, el perfil de una mujer madura que contrae algún rasgo del visaje por una aquilatada resignación. De esa misma época (hacia 1896 si no recuerdo mal) es un retrato de su padre de un semblante sin disimulo de recia pesadumbre. El joven genio capta el ánimo silencioso de la madre, el padre, la hermana Paloma, y