Patético apetito.
En los últimos párrafos de su ensayo El alma del hombre bajo el socialismo Oscar Wilde considera la intensa simpatía que el ser humano ha sentido por el dolor ajeno y la dificultad de sentir tal afecto por la bonanza o el éxito del prójimo. Reflexiones esbozadas esquemáticamente, pero atinadas. La cultura, ciertamente, está poblada de hondas reflexiones y apreciaciones acerca del dolor y la adversidad del destino del hombre, pero pocas son las ocasiones en las que la alegría, el entusiasmo y la plena esperanza protagonizan el desarrollo de una obra si no es por efecto de una desgracia anterior que asigne al dichoso el papel de redentor final o como moralidad conformista de toda una apreciación del mundo que anula todo juicio crítico y perspicaz. Es decir, o se ha tomado como deus ex machina o como premisa y prejuicio. Poco menos que lo mismo ha sucedido con el tratamiento del mal en el mundo, que ha sido expuesto en el Arte como deducción de actos de la experiencia o como vía de cono