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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Nostalgia

El monedero de mamá yacía siempre en el fondo de su bolso. Para alcanzarlo y disfrutar de su codiciado contenido, la mano debía de aventurarse en su interior y sortear múltiples objetos que dormían superpuestos a él como custodios del tesoro. La mayoría de ellos eran inútiles cachivaches; otros, signos de coquetería femenina. Alguna vez rozaban las yemas de mis dedos algún frasco de pastillas, un Trident sin envoltorio, un llavero, cosas todas ellas que hacían más divertido el reto de usurpar las menguadas ganancias que mamá traía a diario a casa.   Acabé acostumbrándome a aquel acto furtivo de ladronzuelo prepúber que empezaba con el silencio cómplice de su dormitorio y daba su colofón con la inevitable y esperada irrupción de mamá, que a continuación no cesaría de censurarme y maldecirme mientras trataba de alcanzarme para aplicarme sin contemplaciones el merecido castigo.   Habrían pasado casi dos años enteros en que mamá y yo celebrábamos cada tarde aquel ritual del crimen

Ravel. Ida. Bolero

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He aquí el Bolero . Lo escuchamos de nuevo tras algún tiempo de voluntario olvido. Los primeros compases nos recuerdan absurdamente aquellas horas de lecciones de música de nuestra infancia, e inopinadamente le concedemos un voto de cortesía. Sabemos vagamente lo que viene después. Lo tarareamos distraídamente. No es una pieza musical arisca ni despierta en nostros el desdén o el reproche inmediato; dejamos, pues, que siga sonando. Y suena ahora como cuando antes..., pero no, no exactamente como recordamos: algo nuevo sale a nuestro encuentro.   ¿Recibimos o añadimos? ¿Es obsequio de un repentino buen oído para la música o es una generosa dote, un añejo poso de nuestra fruición madurada? Sea lo que fuere, mientras va dilatándose la línea melódica, en esta nueva audición del Bolero sentimos irresistiblemente la necesidad de oponer algo físico, algún cuerpo vivo hasta el frenesí a esta plemar orquestal que se deleita en sí misma. Queremos hacerla topar con lo humano encendido, sacud