El talón de Aquiles (y 3)
La cabeza de Laura pierde por momentos gravedad y acaba claudicando. No le cuesta nada darse por vencida y retirarse deponiendo las armas mientras se descubre y abandona el campo con el casco bajo el brazo. Todo lo que la protege está cubierto de una capa de polvo que la hace más pesada, más triste y más noble. Polvo el casco, polvo la coraza y el arnés. -He decidido abandonar "El Deportivo", estoy cansada... Oyéndola uno se apercibía fácilmente de que a ella no se iba por un llano que pudiera despertar la confianza del viajero al emprender su camino. No habría ningún vericueto ineperado en sus dominios, ni colinas costosas; pero todo sería secretamente imponente. No había en sus expresiones subordinaciones introvertidas, sino una larga espiral que se desplegaba por obra de un extraño resorte, como la de un lepidóptero cazador. A veces daba miedo amarla así, tan desnuda, y asomarse a ella y verse uno igualmente tan entero y macizo causaban inquietud incluso al más pintado, cu