Decálogo político
1. Máxima participación de la ciudadanía y fomento de la conciencia política. Las protestas recientes, englobadas en distintos movimientos que exigen, entre otras cosas, una democracia más real y representativa, han puesto de manifiesto el grado de desafección que existe entre los políticos y la sociedad que dicen representar. Si la razón de ser del político y de toda su labor está basada en la ciudadanía que le otorga su legitimidad y sanciona sus tareas, es prioritario que cualquier esfuerzo y reajuste en un momento de desconfianza y crisis política se cifre en recuperar el estímulo del principal valor de la democracia, que son los ciudadanos. Y creo que ese difícil objetivo ha de mostrarse persistente y basado en la conciencia de que el papel del ciudadano en un sistema democrático dista mucho de ser limitado y pautado por comicios y plebiscitos. Muy al contrario, lo fundamental es una manifestación continua de su conciencia social y política por medio de organizaciones cívicas, pro