Cables: Osama sumergido

Creí haberlo visto el lunes apenas desayunado. No era un hombre sino una imagen. De ahí que no esté seguro si en la vigilia mis sentidos seguían engañándome con ese constante truco de la televisión. Pero recuerdo que lo que ahora quieren preservar los contritos serafines en las filmotecas del Pentágono apareció de contrabando hace 67 horas en uno más de los sonámbulos informativos matinales que pueblan las emisoras. Bastaría el dedo delator de cualquier otro ocioso televidente matutino, testigos como yo de aquel excepcional documento gráfico en una hora intempestiva (y por ello más propicia a cualquier escamoteo), para confirmar mis sospechas.




El bosquejo de aquel ojo desgarrado, imposibilitado para la piedad, desorbitado sin cilicio de sura, ahora perla submarina puede ser raptado y ya es simulado en Youtube. Porque sería pedir demasiado hacernos una representación de lugar y de lances con los datos de una y otra corresponsalía. No: urge pronta maqueta youtúbica de esa irrupción de élite en el refugio del fugitivo más preciado del XXI aderezada con descarga de metralla sobre las prendas bien halladas del capo de la soflama y la ceniza. O tinglado "Casablanca" con bululú de Clinton crispada, Obama pasmado y Biden contenido. Quizás entonces todo empiece a cobrar sentido.




Pero yo lo vi, o creí ver, que aquel ojo de foto de archivo resguardado tras la mirilla de un Kalashnikov durante el interín embustero de una década pedregosa era gemelo de aquel otro globito desaforado y huérfano de cuenca que me sorprendió en el café con leche. Pero me sorprende aún más que ese órgano ametrallado no tenga su justa representación a escala en Youtube como homenaje póstumo, por mucho que nos quieran engatusar con ese funeral de mártir en las aguas nuevas de un mar de CNN siguiendo el apócrifo precepto de un Corán improvisado para convencernos de que el mundo vuelve a ser un lugar de canalla tolerable; y que ya nadie, o acaso un incontinente de letrina, podrá jurar que se ha cruzado sobre la faz de esta tierra con el Sumergido, si no es ante la majestad de un catafalco en busca de onomástica a lo Wojtila.

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