El primer frío

EL PRIMER FRÍO

I

Amo la piedra que lava la lluvia,
su repentina dicha,
y esa constatación siempre ignorada
del viraje manso de la alegría.


Lo que antes aguardaba
ovillado ya traspuso el portal
franco de nuestra carne,
y es tan claro a los ojos
-dorso dorado tras la insolación-,
tan celoso su sello de costumbre
que nos prende aún agraces
como fardo temprano de la niebla.


¿Adónde iremos, trémulos de luz,
a celebrar este primer asombro?
Gallardetes izados en la tarde
tendrá que nivelar el corazón
a la par que el crepúsculo,
y, remoto, un minueto
plegará en cuatro tiempos
la bandera abrasada.
Mientras, en el hogar, otra hermandad
gemela y extranjera
templará nuestros juegos
quemando leños verdes y hojarasca.


II

Quiero creer que es flor de amanecida
la que hoy sale a mi encuentro,
irreconocible y sin tomar nombre,
con destino de olvido y de comienzo.
Como el primer momento
cuando fue la ternura
juego de luz que se colma en la sima
dándose hasta la fuga
sin aldaba, infinita y sin asiento.


Mas hoy torva huella busca en mí su horma
con este tacto sobrecogedor
que no conozco y al que soy conocido,
que es infamia de deudor , y es castigo.
Contrariedad del tiempo
cuando supone pérdida,
cambio de agujas, ajuste de cuentas
en recodos ruinosos de escaleras
donde secretamente nos entregan;
donde ebrios de enconado voltear
vamos al abrazo tentacular
subiendo hasta incendiar
la loma extinguida que nos cobija;
bajando los renglones arrasados,
alucinadamente coronando
la lenta humareda que nos socava.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Fiesta (y 10)

La Fiesta (9)

La Fiesta (8)