Patético apetito.


En los últimos párrafos de su ensayo El alma del hombre bajo el socialismo Oscar Wilde considera la intensa simpatía que el ser humano ha sentido por el dolor ajeno y la dificultad de sentir tal afecto por la bonanza o el éxito del prójimo. Reflexiones esbozadas esquemáticamente, pero atinadas.


La cultura, ciertamente, está poblada de hondas reflexiones y apreciaciones acerca del dolor y la adversidad del destino del hombre, pero pocas son las ocasiones en las que la alegría, el entusiasmo y la plena esperanza protagonizan el desarrollo de una obra si no es por efecto de una desgracia anterior que asigne al dichoso el papel de redentor final o como moralidad conformista de toda una apreciación del mundo que anula todo juicio crítico y perspicaz. Es decir, o se ha tomado como deus ex machina o como premisa y prejuicio.


Poco menos que lo mismo ha sucedido con el tratamiento del mal en el mundo, que ha sido expuesto en el Arte como deducción de actos de la experiencia o como vía de conocimiento, entre otras posibilidades prácticas. Pero no se ha hecho hincapié con suficiente intensidad -al menos mi ignorancia no se ha dado cuenta de ello- en otro fenómeno: el de la instrumentalización del dolor individual. La "catarsis" de la tragedia griega o la morbosidad moderna de los Sade, Poe, Baudelaire, Lovecraft, Buñuel o Pasolini, por citar unos cuantos, reflejan un encanto irremediable y continuo del ser humano por lo feo, grotesco o deforme a lo largo de los siglos. Sin embargo, el uso artístico de estas ideas como símbolos de una parte de la experiencia humana, así como por los varios sentimientos que la parte más repulsiva y triste de la vida suscitan sobre el ser humano han sido representados de forma superficial, apenas como un roce de los dedos de algo secundario, cuando no aislado de un asunto central o de más trascendencia.


Con todo, es un asunto muy sugerente esa simpatía primaria del hombre hacia lo más desolado y deprimente de la vida y cabría llegar hasta lo más hondo de ese "apetito patético" y tratar de elucidar la actitud moral, si la hay, e incluso unos intereses, si existen, que lo convierten en objeto predilecto para el ocio y el espectáculo e incluso de una parte importante del Arte.

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