Tolstoi a los 23.


No, no solo existen fotos o retratos del Tolstoi anciano, venerable padre de familia, recluido en Yásnaia Poliana, lejos de los días parisinos y de sus admiradores, cultivando la tierra como un mujik más. Y no es así porque en sus Diarios, editados por "El Acantilado", aparece una foto del joven escritor a sus 23 añitos.


Sin ser especialmente bello, todo su rostro y su cuerpo transmiten un atractivo particular. Sentado en una butaca, con traje de una elegancia algo austera, vetusta, tiene cruzadas las piernas; acomoda uno de sus brazos en el respaldo de su asiento y se descubren en las mangas de una holgada chaqueta dos grandes manos, varonil la izquierda, levemente cerrada; lánguida la derecha, cuyos dedos se muestran largos y gruesos sin ser bastos. La mirada, fija en la imagen del daguerrotipo, da al rostro una expresión de seriedad que no es sombría, pero denota un signo reflexivo. Los ojos, no del todo definidos, no se dirigen al infinito, sino que observan lo concreto, sin extraviarse, a la vez prsentes y tímidos.


Es el Tolstoi que se pregunta por el camino de su vida y busca para ella un proyecto moral que le oriente y le enriquezca desde temprano. Es el joven aristócrata de las lecturas europeas y los paseos por el Continente que, al mismo tiempo, gusta de acercarse al pueblo para cantar con él y conocer de cerca sus dramas cotidianos y sus preocupaciones más graves. Es la época del principio del reconocimiento personal, de los momentos de soledad en que agudamente empieza a estudiar los defectos de su carácter y a plantearse un camino de perfección en medio de intensas contradicciones. Es joven y, sin embargo, ha visto ya mucho mundo, pero el corazón del hombre, reservado y cauteloso aún, le reserva muchas sorpresas.
Ya es de noche en San Petersburgo. Ha comenzado a escribir Los cuentos de Sebastopol, y es que no puede guardar por más tiempo en la cuenca de sus ojos las escenas que ha presenciado. Ha dedicado unas horas a leer otra novela de su admirado Balzac, y no piensa asistir a los bailes galantes. Cree que hoy está en una buena disposición para escribir y no quiere desaprovecharla...


Comentarios

Entradas populares de este blog

La Fiesta (y 10)

La Fiesta (9)

La Fiesta (8)