Irene, eirene.

Irene llegó (no quería llegar) esta mañana al mundo del ruido y de furia en que habitamos con mayor o menor fortuna cada uno de nosotros.

Algún filósofo antiguo, es decir, un aguafiestas como otro cualquiera, con voz afectada, casi de tiple a fuerza de quererla volver grave y solemne, dirá que aquél que empieza a vivir está también empezando a desvivir, y que su primera lección de vida irá unida a una tímida constatación de la muerte.

Sea o no sea así, lo cierto es que esta niña reciente va cargada de por vida con un bellísimo nombre: Irene, "eirene" griega, paz. ¿Hay algo más radicalmente hermoso en este mundo que la paz? Quizás, me objetará alguien, la libertad o la esperanza; pero en ellas domina o amenaza el conflicto de alguna forma. La paz, sea en forma de beatitud, o de sosiego, o de concordia, es siempre sinónimo de seguridad y reconciliación.

Así pues, Irene, cada vez que te acose algún tipo de preocupación, siéntate, céntrate y reflexiona sobre tu inquietud. Yo creo ahora, en este primer día de tu vida, que siempre hallarás un asidero fiel en tu nombre, en ti misma.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Fiesta (y 10)

La Fiesta (9)

La Fiesta (8)